Marcapasos de la cirugía de Parkinson
La estimulación cerebral profunda, un procedimiento quirúrgico para el Parkinson, puede ayudar a aliviar los síntomas motrices y disminuir las necesidades de medicación en algunas personas. Los investigadores están buscando formas de mejorar la experiencia de la estimulación cerebral profunda y de ampliar el uso de esta terapia.
Este recurso educa a los pacientes y a sus cuidadores sobre la cirugía de estimulación cerebral profunda (ECP) como una opción de tratamiento para ayudar a controlar los síntomas, proporciona consejos prácticos para pensar, someterse y vivir con la ECP, incluye perspectivas y voces de la comunidad de pacientes y familiares; y comparte las últimas investigaciones y dispositivos de ECP disponibles.
La estimulación cerebral profunda (ECP) es el tratamiento quirúrgico más habitual para el Parkinson. Un cirujano coloca unos finos cables metálicos en el cerebro; estos cables envían impulsos eléctricos al cerebro para ayudar a controlar algunos síntomas motores.
Aunque es un tratamiento transformador para algunos, la ECP no es para todos. Este tratamiento está aprobado para las personas que han padecido la enfermedad de Parkinson durante al menos cuatro años y que obtienen un beneficio de la medicación pero tienen complicaciones motoras, como un tiempo «off» significativo (periodos en los que los síntomas vuelven a aparecer porque la medicación no está funcionando bien) y/o discinesia (movimientos incontrolados e involuntarios).
Cirugía de Parkinson estimulación cerebral profunda
El tratamiento quirúrgico de la enfermedad de Parkin-son se hizo popular en la década de 1950, cuando se observó que las lesiones talámicas reducían en gran medida el temblor. Sin embargo, con la introducción de la levodopa en la década de 1960, las intervenciones quirúrgicas se hicieron con menos frecuencia, hasta el cambio de siglo XXI, cuando ha habido un resurgimiento de las intervenciones quirúrgicas para la EP.
La selección de los pacientes y la gestión de los casos antes y después de la operación implica a un equipo multidisciplinar formado por un neurólogo especializado en trastornos del movimiento, un neurocirujano estereotáctico y funcional y un neuropsicólogo. El neurólogo especializado en trastornos del movimiento se encarga de realizar un diagnóstico y un tratamiento farmacológico adecuados, y de que los resultados probables de la intervención quirúrgica se ajusten a los objetivos del paciente. El neurocirujano evalúa los riesgos quirúrgicos con respecto a las comorbilidades del paciente y revisa las posibles complicaciones de la cirugía con el paciente. El neuropsicólogo realiza pruebas exhaustivas para determinar qué dominios cognitivos podrían estar deteriorados y se asegura de que se identifiquen y traten los trastornos del comportamiento. Otros miembros del equipo pueden ser fisiatras, terapeutas de rehabilitación, psiquiatras, neurorradiólogos, neurofisiólogos y trabajadores sociales.
Tratamiento quirúrgico de la enfermedad de Parkinson ppt
En la cirugía de ECP, se insertan electrodos en una zona concreta del cerebro, utilizando la IRM (imagen por resonancia magnética) y registros de la actividad de las células cerebrales durante el procedimiento. Se realiza un segundo procedimiento para implantar un IPG, batería generadora de impulsos (como un marcapasos). El IPG se coloca bajo la clavícula o en el abdomen. El IPG proporciona un impulso eléctrico a una parte del cerebro relacionada con la función motora. Quienes se someten a la cirugía de ECP reciben un controlador para encender o apagar el dispositivo.
La ECP es sin duda el avance terapéutico más importante desde el desarrollo de la levodopa. Es muy eficaz para las personas que sufren temblores incapacitantes, episodios de agotamiento y discinesias inducidas por la medicación, y los estudios muestran beneficios que duran al menos cinco años. Dicho esto, no es una cura y no ralentiza la progresión de la EP. Tampoco es adecuado para todas las personas con EP. No se cree que mejore los problemas del habla o la deglución, los problemas de pensamiento o el bloqueo de la marcha.
Al igual que todas las cirugías cerebrales, la ECP conlleva un pequeño riesgo de infección, accidente cerebrovascular, hemorragia o convulsiones. La cirugía de ECP puede estar asociada a una menor claridad del habla. Un pequeño número de personas con EP han experimentado un deterioro cognitivo después de la cirugía de ECP.
Qué es la enfermedad de Parkinson
El tratamiento de la discinesia inducida por levodopa (LID) es una de las indicaciones más comunes para la cirugía estereotáctica en la enfermedad de Parkinson (EP). El control de la disquinesia inducida por levodopa puede lograrse proporcionando un alivio significativo de los síntomas motores de la EP a través de la optimización de la medicación, normalmente a través de la estimulación cerebral profunda (ECP) del núcleo subtalámico (NST), o mediante la palidotomía o la ECP del globo pálido interno (GPi), que se cree que tienen un efecto directo sobre la discinesia (1). Actualmente, la ECP se ha convertido en el procedimiento estereotáctico preferido en la EP, sin embargo, la cirugía ablativa sigue realizándose y puede ser bastante eficaz, especialmente cuando las discinesias son significativamente más prominentes en un lado del cuerpo. En esta revisión, abordaremos ambas formas de técnicas quirúrgicas, sus indicaciones, diferencias y resultados.
La indicación de cualquier forma de cirugía ablativa estereotáctica siempre ha sido el tratamiento sintomático de ciertas características motoras de la EP identificadas durante un estudio multidisciplinario detallado. Ya en los años 50, el segmento interno del GPi y la ansa lenticularis han sido la elección habitual de los neurocirujanos funcionales (2). Este enfoque fue defendido y reforzado tras la observación de que la ligadura de la arteria coroidea anterior, realizada para el tratamiento de una hemorragia accidental en un paciente con EP, daba lugar a un alivio del temblor (3, 4). A medida que esta técnica (ansa – palidotomía) se utilizó más ampliamente, los resultados para el control del temblor fueron mixtos, a pesar del buen resultado para la rigidez. En consecuencia, la palidotomía fue sustituida gradualmente por la talamotomía, que ejercía un control más óptimo del temblor (5). El fracaso en la reducción del temblor en algunos casos se debió probablemente a que no se dirigió al pálido posteroventral adecuado, lo que constituyó una limitación de la tecnología inicial. Sin embargo, con la llegada de la levodopa en los años sesenta, la cirugía estereotáctica fue perdiendo popularidad y no volvió a surgir hasta principios de los años noventa (6).